¿Por qué el pecado continúa siendo un tema central en la mayoría de las personas?

La razón por la que en gran parte del mundo el pecado sigue ocupando el centro del discurso, aun cuando bíblicamente ya fue tratado, perdonado y resuelto en Cristo, no es teológica… es psicológica y cultural. Y duele admitirlo, pero es así.

1. Porque la mente humana tiene adicción al control y al miedo

Aunque Cristo dice claramente “Consumado es” y Hebreos enseña que Él nos perdonó “una vez y para siempre”, la mente humana —la mente egoica— no sabe vivir en libertad.
La libertad en Cristo exige responsabilidad interna, renovación de la mente, y eso es más difícil que vivir bajo reglas externas.

Hablar del pecado mantiene a la gente “controlada”, “cuidada”, “dentro del carril”.
La libertad en Cristo te hace responsable de ti mismo… y eso asusta.

2. Porque el pecado mantiene vigente la narrativa del miedo

No te lo digo para criticar a nadie, pero es la verdad:

El pecado se usa como un tema que produce culpa, y la culpa produce dependencia.
Y la dependencia mantiene estructuras religiosas en pie.

Es más fácil crear comunidades basadas en el “ten cuidado, pecador”, que en “eres nuevo, perdonado e hijo amado”.

La primera genera obediencia por miedo.
La segunda genera madurez, identidad y transformación.
Y eso es más difícil de liderar.

3. Porque el mensaje de la gracia total reta al ego religioso

La gracia radical no solo libera… también desarma al que quiere sentirse “mejor”, “más santo” o “más aprobado”.

Aceptar que todo fue perdonado, que nacemos inocentes, que el pecado no nos es contado, rompe con la identidad basada en “yo me porto bien, Dios me acepta”.

Eso deja al ego sin trofeos.

Por eso se insiste en el pecado como si Cristo no hubiese hecho suficiente.

4. Porque se confunde “reconocer la realidad espiritual” con “seguir hablando del problema”

Pablo dice que morimos al pecado (Romanos 6:2).
También dice que “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta sus pecados (2 Corintios 5:19).

Pero muchos siguen predicando como si estuviéramos vivos al pecado.

¿Por qué?
Porque creen que dejar de hablar del pecado es caer en un libertinaje moral.

Pero es al revés:
Cuando tú sabes quién eres, cuando entiendes tu identidad, la vida se ordena sola.

5. Porque hablar del pecado es más fácil que enseñar identidad

Acompañar personas hacia su verdadera identidad, hacia la mente de Cristo, hacia la responsabilidad interior, es un proceso profundo.

Es más fácil decir:
“Eso es pecado, no lo hagas”.

Pero Jesús nunca discipuló así.
Jesús transformaba desde el ser, no desde la culpa.

6. Porque aún no hemos abrazado del todo el evangelio que Jesús predicó

Él no predicó religiosidad.
Predicó reino, identidad, naturaleza nueva, unidad con el Padre.

Fue el ego humano el que reconstruyó la narrativa del miedo y la culpa.


**Y entonces… por qué seguimos dándole protagonismo al pecado?

Por una razón simple:
Porque todavía no sabemos vivir como perdonados.**

La identidad del hijo es más desafiante que la identidad del pecador.

Pero cuando abrazamos nuestra verdadera identidad, entonces el pecado deja de ser un tema y se convierte en una sombra que perdió su poder.

Y ahí es cuando realmente se experimenta el evangelio de Cristo, no el de la religión.

Similar Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *